viernes, 25 de mayo de 2012

EJEMPLOS DE CITA IDEOLÓGICA



  • Pero a pesar de la importancia de la lectura, todavía hay mucha gente que no sabe leer ni escribir. Solamente en el estado español, según cita Solé (1992), los escandalosos índices de analfabetismo […] y de analfabetismo funcional […] deberían avergonzarnos, si –como se pretende- vivimos en una sociedad moderna, igualitaria y democrática. ¡Y ya no digamos lo que ocurre en otras sociedades, en las del llamado Tercer Mundo!

  • El concepto de competencia comunicativa fue propuesto por el etnógrafo Hymes (1979), para explicar que se necesita otro tipo de conocimientos, aparte de la gramática, para poder usar el lenguaje con propiedad. Hay que saber qué registro conviene utilizar en cada situación, qué hay que decir, qué temas son apropiados, cuáles son el momento, el lugar y los interlocutores adecuados, las rutinas comunicativas, etc. Así, la competencia comunicativa es la capacidad de usar el lenguaje apropiadamente en las diversas situaciones sociales que se nos presentan cada día.

  • No podríamos acabar el capítulo sin hacer referencia a la adquisición y el desarrollo del lenguaje en familias bilingües. Swain (1976, citado por Artigal, 1989) considera que, desde un punto de vista psicológico la distinción bilingüe/monolingüe no tiene ninguna importancia y que el bilingüismo debe ser tratado como una muestra obvia de la habilidad humana general que permite almacenar y cambiar de un de un código a otro. 

EJEMPLO DE CITA TEXTUAL (MENOS DE 40 PALABRAS)


El otro punto importante ha desarrollar, es sobre nuestro proyecto; el cual se centra en el diseño de un curso de Español I como segunda lengua para un Centro de Autoacceso, para su aplicación en multimedia. Como fundamento teórico se han tomado como referencia los estudios sobre la adquisición de la lengua materna para observar y analizar cómo se lleva a cabo el proceso de aprendizaje de una segunda lengua y llegar a las preguntas metodológicas que permitan desarrollar este segundo aprendizaje de la manera más cercana a como ocurriría en un ambiente real o natural. Es decir, en palabras de Larsen-Freeman (1994: 139) “Además de variar el objeto de estudio pasando de la enseñanza al aprendizaje, se expresó la necesidad de llegar a entender el proceso de adquisición en su estado natural”.

La perspectiva actual de la enseñanza de lenguas nos lleva a no olvidar que el aprendizaje de una L2 es un proceso en el que el alumno va creando su interlengua, es decir, su nivel de competencia en lengua extranjera (LE) y que se forma de etapas de interiorización simultánea de reglas de la lengua meta y del uso sistemático que se hace de esas reglas. Esto hace que existan formas de aprendizaje individuales, particulares, a los cuales hay que estar atento para saberlas encauzar y enriquecer. De aquí se desprende la autonomía en el aprendizaje del alumno, donde poco a poco se irá responsabilizando de su proceso de aprendizaje. Esto es lo que en los últimos años se persigue como propuesta metodológica en la enseñanza de lenguas: que el alumno sea autosuficiente al llevar a cabo tareas o proyectos que le permitan practicar las cuatro destrezas: oír, hablar, leer y escribir.

EJEMPLO DE CITA TEXTUAL (MÁS DE 40 PALABRAS)


En el paradigma cualitativo no es posible desvincular como piensa, o actúa,  el individuo con relación a su realidad, el contexto en el cual se desenvuelve, que finalmente el investigador es ahí donde pondrá el énfasis de sus estudios, en conocer cómo la persona forma parte de esa realidad, para vincular el papel que juega la escuela para mantener la estructura social. Es importante el sujeto, pero el contexto también. Esto es, tomando como referencia la investigación participativa que se identifica con la propuesta educativa de Freire, Loredo (1997: 58) plantea:

La opción –educación liberadora-, y por tanto, transformadora surge de la investigación temática como una manera de conocer el contexto social donde se realiza la acción pedagógica: esto implica el conocimiento sobre la vida productiva y comunitaria, las relaciones, comportamientos y valores de la comunidad que va a ser concientizada y liberada.

Hemos expuesto de manera concisa las diferencias que, creemos, son elementales de cada uno de los paradigmas. Y que a lo largo de varias décadas han permeado en la investigación educativa. Pensamos de manera personal, que la gran mayoría de los investigadores en este rubro han pasado de lo cuantitativo a lo cualitativo, y en muchos de los casos han realizado combinaciones en sus investigaciones que son cuanti-cualitativas. La investigación positivista aún hasta nuestros días sigue influyendo en una gran cantidad de investigaciones, en donde consideran que los sujetos son totalmente observables y sus acciones cuantificables a través de técnicas e instrumentos de medición.

Citas Textuales


Una cita textual  debe ser fiel y transcribir el texto palabra por palabra de otro autor o de un documento propio previamente publicado; al hacerlo el texto se pone entre comillas acompañado de los datos del autor, año y número de la página de donde se extrajo.
Los elementos de una cita textual pueden colocarse en distinto orden, dependiendo si lo que se quiere enfatizar es el contenido, el autor o el año de publicación.

Cita textual corta, tiene menos de 40 palabras y se incorpora al texto que se está redactando entre comillas dobles.

Cita textual larga, es mayor de 40 palabras y se escribe en una nueva línea sin comillas. Todo el párrafo se pone a una distancia de 1.3 cm desde el margen izquierdo y no se utiliza el espaciado sencillo. A continuación se ejemplifica una cita textual larga con énfasis en el auto.

Ejemplo de : Reseña Crítica. Segundo Formato.


Un libro mal construido

Sociedad colombiana de Arquitectos. (1998). XVI Bienal colombiana de arquitectura. Bogotá: Villegas Editores, 247 págs.


A lo largo de los años la Bienal se ha convertido en el instrumento más adecuado para tomarle el pulso a la arquitectura colombiana. Son muchos los profesionales que trabajan seriamente para presentarse a esta convocatoria. De esta manera ser seleccionado o, mejor, obtener algún reconocimiento en sus distintas categorías, constituye un motivo de orgullo y de merecida consagración.


      Los volúmenes de la Bienal, en su formato mayor, forman parte de muchas bibliotecas y constituyen motivo de consulta por su valiosa información contenida, ya que es el "órgano oficial" con el que cuenta el gremio arquitectónico colombiano para cimentar su memoria. 
Pero en el presente caso, en la XVI Bienal, las cosas parecen haber cambiado sustancialmente, pues salta a la vista que apenas cumple con sus generosas características que le habían dado su propia identidad, como son la información completa, el sano equilibrio entre texto, fotografía y planos, y la inclusión de un amplio número de seleccionados.


La impresión, diagramación y bella factura, que son el denominador común de los libros de Villegas Editores, no pueden ocultar el gran vacío que se asoma entre sus páginas. Al contrario, lo agranda. Si bien es cierto que los textos de Silvia Arango son, como es su costumbre, claros, concisos e ilustrativos su propio contenido -es decir, el trabajo de los arquitectos, tanto fotográfico como planimétrico-, está desvirtuado.


Ha coincidido la opinión de muchos arquitectos, incluidos o no en este volumen -y la aclaración es importante- y de muchos otros no arquitectos, en señalar que el presente volumen es a todas luces insuficiente e incompleto, donde prima más el criterio estético -léase las grandes fotos, la diagramación soberbia, la calidad editorial- que el trabajo profesional. Pareciera que este libro fuera dirigido no a los arquitectos ni a los estudiantes de arquitectura, sino a personas que les bastara una visión rápida y superficial sobre el quehacer arquitectónico colombiano para saberlo todo al respecto, lo que traiciona el espíritu de la Bienal, ya que ésta siempre ha sido rigurosa, profunda, objetiva y plural.


           En muchos casos, la información planimétrica que acompañan los proyectos es insuficiente, lo que en un libro como este -léase el libro de la BIENAL, con mayúsculas- es un desacierto monumental. Quienes a lo largo de los años conocen y coleccionan estos "testimonios" saben de sobra que los planos están completos, todas las plantas y los alzados cumplen con la función principal de ver el "trabajo invisible", como dijera Paul Valéry. La labor del arquitecto es el oficio de hacer habitable el espacio. Por lo tanto, en la medida en que tengamos más datos sobre problemas estructurales, sobre su función, sobre las características del terreno, sobre las áreas destinadas a tal o cual actividad, podremos juzgar en propiedad un trabajo arquitectónico. Lamentablemente, este placer y esta necesidad, están abolidos en esta publicación. Baste poner el ejemplo de un edificio tan valioso e interesante como es Quebrada la Vieja de Konrad Brunner, pues por carecer de los planos adecuados no se puede entender cómo solucionó problemas de pendiente así como varias plantas de su espléndida edificación. 
          Por otra parte, los arquitectos seleccionados tuvieron que pasar por el costoso calvario de contratar un fotógrafo para este libro, o de aceptar el fotógrafo de la editorial, con el consecuente incremento de precio. Esto no pasaría de ser una simple anécdota, si no fuera porque en algunos casos los honorarios recibidos por las obras fueron inferiores a la suma que había que poner para participar en esta publicación, lo que no deja de ser una situación paradójica, que merece más atención para el futuro. Otro de los fallos de este libro consiste en que en la categoría de Restauración se ha suprimido de un plumazo el "antes", algo absolutamente indispensable para juzgar el mérito del arquitecto.


Ha llegado el momento de poner las cosas claras. Es una verdad irrefutable que los libros de Villegas cumplen una función de divulgación del arte, de los artistas y artesanos de Colombia realmente admirable y que sus aciertos son justamente merecidos. Pero de ahí a que el lenguaje del arquitecto tenga que desvirtuarse por criterios comerciales no parece lo más conveniente, ni para la arquitectura, ni para los arquitectos seleccionados, ni para la Bienal, ni para la propia editorial.


           Remontémonos por un momento a Casa moderna, del mismo sello editorial. En éste no hay un solo plano, un solo dibujo, un solo boceto, por no entrar en otros aspectos. Puede esgrimirse en su defensa que ese volumen va dirigido a un público que desea "ver", "deleitarse", "tener un panorama" sin mayores complicaciones, de la arquitectura colombiana. 
Pero en el presente caso las cosas son bien distintas. Primero, porque es la Bienal de Arquitectura Colombiana, el mayor evento de este tipo con que cuenta el país. Segundo, porque está avalado por nada más ni nada menos que la Sociedad Colombiana de Arquitectos, según consta en el copyright. Y tercero, y no por eso menos importante, porque es un libro imprescindible de consulta entre los consagrados como los aspirantes a serlo como los estudiantes de arquitectura o como por los que no son ni lo uno ni lo otro ni lo otro.
Por lo tanto, para hablar en términos de mercadeo, el "público objetivo" es totalmente diferente.


Quisiéramos ver la cara de un estudiante de arquitectura de sexto semestre al intentar comprender un edificio, léase el majestuoso e imponente de Daniel Bermúdez, al cual le han suprimido muchos planos, como por ejemplo los de la circulación. Por lo menos quedará horrorizado. Es tan grave esto como si a Cien años de soledad el editor le hubiera cortado el final porque el libro estaba quedando muy largo. Quisiéramos ver la cara de asombro de un profesor de arquitectura de Canadá o Austria o España, al comprobar que la calidad gráfica del libro no se compadece con la insuficiencia de la información, vital en este tipo de publicaciones. Y finalmente, para no alargar la lista de la Historia Universal de la Infamia, quisiéramos ver la mueca de desaprobación de los propios arquitectos incluidos al comprobar que su obra no está lo suficientemente clarificada.


           En un país como el nuestro, donde la tradición y calidad arquitectónica cuentan con unreconocimiento internacional, flaco favor hace este libro en aras de apuntalar su seriedad. 
¿Valdrá la pena satisfacer los gustos de una clientela medianamente interesada sacrificando los principios básicos de la Bienal? La respuesta está implícita en los renglones anteriores.




Ramón Cote Baraibar

Ejemplo de: Reseña Crítica. Primer formato.



El diálogo entre la comunicología y las ciencias psicológicas

Si existe una obra que podamos denominar como fundamental y prioritaria para el estudio de la comunicación desde un enfoque sistémico, ésta es Teoría de la comunicación humana. Sus autores son conocidos como miembros fundacionales de los trabajos sobre comunicación realizados desde la denominada Escuela de Palo Alto, también conocida como “Colegio Invisible” por sus particularidades en la organización colectiva de sus trabajos e investigaciones.
Epistemológicamente, esta obra se ubica dentro de la dimensión sistémica, pues sus aportaciones no van en la línea del positivismo ni la hermenéutica. Se inserta, por tanto, en la nueva ruptura epistemológica que abandona nociones como la linealidad y la objetividad en la construcción de conocimiento, y aboga por un acercamiento circular y holístico del objeto de estudio.
Siendo una obra que funge como organizadora de gran parte del conocimiento producido por la Escuela de Palo Algo, Teoría de la comunicación humana presenta una completa aportación al vasto mundo de las teorías de la comunicación. Sin embargo, y paradójicamente, este libro no goza en la actualidad de una presencia caudal en el campo académico de la comunicación. El predominio de los enfoques empírico-positivistas, por un lado, y la primacía de los estudios sobre medios de difusión, por el otro, pueden ser algunos de los factores causantes de esta situación.
El objeto específico de esta obra es la interacción, entendida como matriz fundamental de toda comunicación humana. La interacción ha sido, sin duda alguna, uno de los principales campos de preocupación de disciplinas como la Psicología Social y la Sociología Fenomenológica, y desde enfoques menos sociológicos, también ha sido objeto básico de los estudios realizados desde la teoría Cibernética.
Esta obra está escrita en los años setenta, en la época de desarrollo del campo de la comunicación en Estados Unidos. Sin embargo, y pese a situarse en el contexto pionero de la creación científica en comunicación, Teoría de la comunicación humana no fue una obra escrita específicamente para y desde el campo de la comunicología. Más bien, sus aportaciones fueron encaminadas a enriquecer los estudios sobre terapias sistémicas, y el campo de la psicología y la psiquiatría en general.
En cuanto al género, se trata de un libro fundamentalmente teórico, lo cual no significa que esté vació de ejemplos ilustrativos. Para el campo de la comunicación, la complejidad de la obra puede radicar en la especialización del lenguaje usado, así como en la ubicación del centro de la reflexión en los procesos interpersonales de interacción y no en los procesos de difusión de información que tienen lugar a través de los medios masivos.
Teoría de la comunicación humana consta de una introducción, siete capítulos y un epílogo. El orden de exposición es de lo general a lo particular. Así, los primeros capítulos exponen los fundamentos generales de la comunicación humana siguiendo la propuesta de la Escuela de Palo Alto, mientras que los tres últimos capítulos contienen ejemplos de análisis concretos en los ámbitos de la literatura y la psicoterapia. Este último tema se encuentra desarrollado a partir de los conceptos de comunicación patológica, doble vínculo, paradoja y perturbaciones de la comunicación. El epílogo es una síntesis de las ideas expuestas en los capítulos, y ofrece también una comparación entre la teoría de la comunicación humana propuesta por la Escuela de Palo Alto, por un lado, y la perspectiva existencial sobre lo humano, por el otro.
El segundo capítulo es fundamental porque en él se exponen los denominados axiomas de la comunicación humana, esto es, los fundamentos de la comunicación de los que partieron todos los estudios realizados desde la Escuela de Palo Alto. También el cuarto capítulo es especialmente importante, ya que en él se exponen las características del sistema interaccional, la propuesta teórica básica de la escuela. Los últimos capítulos son más importantes para el ámbito de la psicoterapia y la psicología en general, aunque también aportan numerosos conceptos e ideas para la comunicación.
Pese a proceder de la Psicología Social y la Sociología Fenomenológica, este libro debiera ser considerado un clásico dentro del campo de la comunicología, sobre todo para las aproximaciones realizadas desde los enfoques sistémicos. Fundamentalmente, Teoría de la comunicación humana ofrece al lector un completo espacio conceptual para la aproximación teórica y empírica a todo lo relacionado con la interacción y los procesos de comunicación interpersonales.
Por todo lo anterior, se puede decir que esta obra es importante porque establece un diálogo entre la comunicología y las ciencias psicológicas, sobre todo en la vertiente de las psicoterapias. La consolidación de los estudios sobre medios de difusión, así como la emergencia y consolidación de los estudios culturales en las dos últimas décadas, ha ensombrecido la importancia de esta obra en el campo académico de la comunicación.
Watlawick, Beavin y Jacskon son tres actores fundamentales dentro de la Escuela de Palo Alto. Su trayectoria de producción bibliográfica tiene un eje conceptual central: la interacción. En la mayoría de los casos las obras de estos autores están enfocadas al ámbito de las psicoterapias, de las terapias sistémicas, de ahí que la comunicación patológica y sus perturbaciones –objetivadas en casos de enfermedades como la esquizofrenia- tomen especial relevancia dentro de la producción de la Escuela de Palo Alto. Esta obra es la suma de los trabajos realizados desde esta escuela, ya que en ella se recogen no sólo aspectos teóricos generales acerca de la pragmática de la comunicación humana, sino que también se exponen análisis prácticos, de casos, que ilustran la teoría.

Referencia:
Watzlawick, Paul (et.al.). (1971). Teoría de la comunicación humana. Interacciones, patologías y paradojas, 1ª Edición. Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo, 258 páginas. Traducción de Noemí Rosenblatt.

Reseña Crítica


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